Que nos dejen en paz. Que dejen de pensar que lo saben todo sobre nosotros, solo porque desde hace años se hacen preguntas y ellos mismos las contestan. Que dejen de pensar que somos uno mismo, o dos, o a lo mucho unos cuantos. Que se den cuenta que no; que somos más de los que pueden contar. Que dejen de intentar contarnos porque se les va a cansar la vista y no van a acabar. Que nos pregunten quiénes somos, qué queremos, a qué vinimos. Que nos pregunten si les interesa. Porque creen que lo saben, que lo saben todo, que somos así, que pensamos así, que actuamos así. ¿Quién les da el derecho a hablar por nosotros? Tenemos voz. Que nos pregunten. Que nos pregunten todos si lo quieren saber. Usan sus preguntas con trampa y sus técnicas para contar y al final no nos cuentan nada que no sepamos, solo mentiras, y por eso nos sorprenden. No hablen por nosotros. Tú tampoco. No existe la voz de la juventud. Existe la mía. La de mis amigos ya es diferente a la mía. La de mi carrera mucho...