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Mostrando las entradas de abril, 2019

2. Una tregua

Parpadeaba. El cursor parpadeaba cuando se detenía. Una y otra vez, una línea y al revés. Solo se detenía con el tecleo, pero no era suficiente, era una constante, una persecución, una batalla contra el tiempo; pedirle ideas a la cabeza que vinieran como balas de un arma y no se detuvieran por ninguna razón, para agotar al cursor, para dejarlo sin escapatoria y sin más remedio que dejar de parpadear de una vez. Pero era difícil. Era como jugar al gato y al ratón, como jugar al gato y al ratón a pesar de nunca haberlo jugado; era como invitar a alguien por primera vez a tu casa, deseando que se quede y a la vez que se vaya; como abrirse con alguien y… que solo parpadee. Y que solo se quede así, incrédulo, incrédula, incré lo que tu quieras pero parpadeando. Y no se puede así. Las condiciones no son las de un corredor keniano, los días a veces pesan cuando empiezan y siguen pesando cuando se acaban. No se puede así. La condición no es la de tantos, es la de uno. Y sí bueno ganas sí hay ...

1. Aquí mañana

Me pregunto si seguirá ahí. Si a pesar de todo fue más la curiosidad que la llevó a encontrar el local en principio, la necesidad que la hizo quedarse por de lo que esperaba, la rutina que lo volvió todo fácil y el sol afuera que decía que era mejor no salir. Ella quería escribir, pero la gente ya no lee. Se olvidó de eso con facilidad, como se descarta la idea de ser bombero o la de cualquier otra cosa de esas que cuando uno crece se da cuenta que son una ilusión. Me pregunto si ya habrá encontrado eso que hay en el pasar de los días que vuelve todo tan normal, todo tan certero, todo tan fácil. Uno cree que nunca va a tener que pasar por esas cosas, por esas y por otras tantas cosas, y que sin embargo, de pronto pasan y no hay más. Uno está ahí por horas y todo lo demás va a menos. Me pregunto si se pregunta de qué se trata todo esto, y también si ha encontrado alguna respuesta. Lo que no me atreví a preguntarle fue el nombre. Vi su rostro, como tantos rostros, como tan pocos rostros...